La Ley 25/2015, de 28 de julio, de mecanismo de segunda oportunidad, reducción de la carga financiera y otras medidas de orden social es una ley que establece medidas para que las personas físicas –particulares, profesionales por cuenta propia y autónomos– puedan superar problemas económicos y puedan salir adelante, siguiendo con sus negocios y sus vidas.
Así, esta ley establece mecanismos para que las personas que se acogen a ella puedan liquidar sus deudas y “empezar de cero”, dándoles una segunda oportunidad para emprender o para continuar su vida.
Lo que permite esta ley, en primer lugar, es una renegociación de las deudas con los distintos acreedores, donde se tendrán en cuenta todas las circunstancias personales del solicitante, y se valorará su capacidad de pago parcial de las mismas. Si es posible, se hará una propuesta de pago, en la que se reunificarán las deudas, y se plantearán quitas (rebajas de la deuda) y nuevo horizonte de pagos, a la vista de sus ingresos y gastos mensuales, de cara a que, el deudor a pesar de pagar la deuda (rebajada y aplazada) pueda vivir con desahogo y sin aprietos económicos.
Si no es posible llegar a un acuerdo, bien porque el deudor no cuenta con posibilidades para proponer un acuerdo viable, o bien porque el plan de pagos no cuenta con las mayorías de aceptación necesaria, se pasaría a una vía judicial, conocida como “concurso consecutivo”, en la que podría llegar a ver perdonada la totalidad de la deuda, siempre y cuando se cumplan unos requisitos que os iremos avanzando en los siguientes post.
Por todo ello, se puede entender que, el objetivo de esta ley es el de dar una segunda oportunidad a particulares y autónomos que, llegado un momento, se han visto ahogados por sus deudas, viéndose imposibilitados a hacer frente a las mismas y encontrándose en la situación de reclamaciones extrajudiciales, acoso de llamadas, reclamaciones judiciales…
Su objetivo no es otro que permitir lo que tan expresivamente describe su denominación: que una persona física, a pesar de un fracaso económico empresarial o personal, tenga la posibilidad de encarrilar nuevamente su vida e incluso de arriesgarse a nuevas iniciativas, sin tener que arrastrar indefinidamente una losa de deuda que nunca podrá satisfacer.